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domingo, 14 de mayo de 2017

Vive hoy como si no hubiese un mañana...

Vivimos el día a día a tal velocidad que nos estamos perdiendo en la vida actual y en lo que de verdad importa. No vivimos el momento, vivimos esperando qué pasará mañana. Cuando éramos niños, soñábamos cómo seríamos de adolescentes; cuando éramos adolescentes, soñábamos cómo sería ser un adulto; cuando por fin somos adultos, los problemas de estos nos caen con las consecuencias de nuestros deseos. Lo peor es que, siendo adultos, por los problemas que sean, deseamos que el tiempo se vaya volando. Cuando es así, tenemos ochenta años, vemos nuestros rostros arrugados, nuestras vidas cercanas a su fin y, al mirar atrás, nos damos cuenta de que hemos estado desperdiciando nuestra vida en cada fase, no hemos vivido con plenitud, no hemos disfrutado del momento, nos comemos la cabeza con un futuro que no sabemos qué pasará, cuando nadie es capaz de presagiar qué sucederá mañana. Sufrimos atados a nuestro pasado y sufriendo por este, pero, ¿el presente qué? Ahora es nuestro momento, ahora es cuando tenemos que vivir al límite, no mañana, porque mañana nos lamentaremos de lo que hoy no hemos tenido las agallas de vivir. Al final, llegarás al cabo de tu vida recordando que no viviste como querías, no amaste como debías, no fuiste aquel padre o madre que debió disfrutar al máximo de sus hijos, no fuiste la pareja que tendrías que haber sido cuando tenías la oportunidad, no hiciste por ti lo que tenías que haber hecho, y ya te digo que vivir así no te traerá nada más que un dolor imposible de curar cuando estés al final de tus días…


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