¿No puedes dormir? ¿Qué te come la cabeza? ¿Fue bien la semana? ¿Tal vez llegas a casa y no sabes qué hacer? ¿Ves tu cama y falta algo? A veces las decisiones que tomamos enfadados son las peores, ya que estamos cegados por el miedo, la ira o lo que sea que en ese momento te esté pasando, no hay órgano más duro que la lengua, que con decir cuatro cosas puede destrozar a una persona por dentro y a la vez matar sentimientos, causar decepción y hacerte sentir mal a ti mismo por lo que has dicho. A veces decimos las cosas por impulsos, y hablar así es lo peor que puedes hacer, el daño puede ser irreparable, a tal punto que puede hacer una herida para siempre… Piensa bien antes de decir lo que digas, todo tiene solución, pero hablar de manera pasional solo te dará lo que no quieres tener. Juzga tus éxitos y lo bien que lo haces según lo que hayas sacrificado para conseguirlos, pero que nunca te cuesten ni lo que vales, ni lo que eres, pero sí demuestra que tú eres capaz de hacer cosas que nadie más supo hacer, y cuando las hagas y te des cuenta de que eres capaz de tal grandeza, tu corazón te sonreirá diciéndote que vas bien encaminado a una vida bien construida…
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