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martes, 31 de enero de 2017

La vida no es un camino de rosas, pero tampoco es un infierno...

La vida casi nunca es una línea recta a donde queremos ir o con quien queremos estar, siempre surgirán imprevistos, obstáculos, problemas, nos quedaremos sin fuerzas para seguir adelante, pero al final la vida recalculará la ruta para que llegues a tu destino, podrás dar mil vueltas, cometer millones de errores, pero que me digan quién coño no los comete. ¿Quién es perfecto? ¿Quién se cree el dueño de la verdad? Si fuésemos perfectos, seguro que no le encontraríamos el lado divertido y sarcástico que tiene la vida al ponernos a prueba cada día, haciéndonos pensar que no conoceremos nunca el destino final que nos hemos marcado, pero, si al final pones de tu parte y no te rindes, el destino te recalculará un nuevo camino y no dudes que tarde o temprano llegarás a donde quieras ir… 

Hay veces en las que olvidamos las lecciones que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, lecciones sencillas que nos hacen ver los errores que podemos evitar cometer, pero aún así los cometemos, no nos explicamos el porqué,  y menos cuando sabemos que vamos directamente a estrellarnos, pero ahí vamos, kamikazes sin freno contra una pared de acero esperando romperla con nuestra cabeza… No debemos perder nunca el valor de lo que vamos aprendiendo en la vida. Si ya sabes lo que te puede pasar si no haces algo, ¿por qué no lo haces? Y si sabes lo que te puede pasar por hacerlo, ¿por qué lo haces? Decimos que la vida es ironía pura y dura, pero creo que más irónicos somos nosotros mismos por hacer lo que sabemos que nos causará dolor, pero ahí vamos, directos a que nos jodan sin piedad… Así de tontos somos…

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