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lunes, 7 de agosto de 2017

No permitas que nada ni nadie te frene...

Cuando tenía diez años escuché a unas niñas pijas hablando de mí, de que nunca sería nada en este mundo, ya que mi padre se había ido de casa y nos había dejado a mi madre y a mí, y según ellas gracias a eso yo no sería nada en esta sociedad, vamos, que nunca daría un palo al agua. Al final se tuvieron que callar, porque, a pesar de pasar por miles de problemas económicos y demás, llegué a ser más que todas ellas juntas, una tira de mantenidas e hijas de papá que se creían la hostia y que al final las que no pintan nada ahora son ellas… No hablo del valor económico, hablo del valor personal y profesional, del valor que le doy a todas y cada una de las cosas que me da la vida y con las que intento siempre ser mejor persona cada día; aunque me queda mucho, por lo menos lo intento… A veces nos dicen que no podemos ser grandes, que no podemos ser l@s mejores en algo, nos dicen que el mundo puede acabar con nosotros, que nuestras batallas no hay que pelearlas porque no seremos capaces de ganarlas, pero podemos levantar los brazos y aprender a combatir, a ganarle tiempo al tiempo, a mover montañas, cruzar países con tal de estar donde queremos estar, hacer lo que haga falta para ser lo que queramos. No podemos esperar que la suerte nos venga del cielo y nos saque adelante, si quieres que el mundo se acuerde de ti deja una huella muy grande en él, pero no te rindas sin haber luchado, no seas conformista y no les des la razón a aquellas personas que piensan que no eres capaz de hacer nada por ti mism@... En tu lucha podrás salir herid@, en tu lucha podrás perder la vida, pero es mejor eso que perder la dignidad y pasar por la vergüenza de no haber hecho nada, porque los otros tenían razón… No se la des y con dos ovarios o cojones tira para adelante, que no te frene ¡ni Dios! 

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