Llegas a casa después de un día duro, de peleas, de malos rollos, de gritos y de desesperaciones al intentar sacar adelante las cosas a pesar de recibir más «noes» que «síes» en todo lo que haces, y a pesar de eso intentas que por más tierra que te tiren encima para enterrarte vivo no quedarte atrapado, así que te levantas, te quitas el polvo y sigues, porque es lo que hay… Para poder lograr esto y no morir en el intento debes poner tu mirada fijamente en un punto no muy lejano, al que cada día quieres llegar y así regresar cada noche a casa con una victoria bajo el brazo. Con esto os quiero decir que no vale de nada desesperarse, ni ser pesimista, ni dejar que lo que sucede te entierre vivo y que te dejes morir, ya sé que me dirás que todo es muy difícil, y más sin un trabajo o con riesgo de perderlo o lo que sea que me vayas a decir, pero nos ha tocado vivir ahora en un lugar que parece plagado de arenas movedizas, en el cual si te desesperas te hundes más y más, y para poder salir de esto siempre debemos mantenernos tranquilos y tener la mente clara, para tratar de encontrar una rama (ayuda) o algo que nos dé una solución y evitar ser una víctima del «no puedo más». Si lo haces, solo serás uno más de los que no pudo más y se rindió, pero si sigues luchando marcarás la diferencia y estarás orgulloso de ti...
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