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martes, 4 de abril de 2017

La vida sin dolor no es vida...

La vida es una lucha feroz cada día. Para evitar perder debes levantar la cabeza, echar los hombros hacia atrás, caminar con orgullo y saber curarte en soledad las heridas, que nadie te vea indefenso o débil… No te lamentes de las heridas que te ganes en cada pelea, felicítate por tenerlas, porque eso significa que sabes luchar y peleas por lo que quieres… Las cicatrices son tus marcas que, aunque no ganes, demuestran lo valiente que eres por enfrentarte a lo que te pongan por delante… Que no ganes una pelea no significa que no sepas luchar, así que nunca te rindas, ¡prohibido rendirse!

A veces te levantas con algún dolor, no solo físico, también del alma, esos son los que más duelen y los que menos valoran los demás, por eso solo te queda aguantarlo. Esperar a que se vaya por sí solo y a que la herida que lo ha causado vaya curando poco a poco. No hay soluciones ni respuestas rápidas, solo hay que respirar hondo y esperar a que se calme. La mayoría de las veces el dolor puede calmarse, pero a veces llega cuando menos te lo esperas, te da un golpe bajo y no te deja levantarte. Hay que aprender a aceptar el dolor, porque lo cierto es que nunca te abandona y la vida siempre lo hace más grande… Pero la vida sin dolor no es vida, porque, si te duele, es porque lo estás haciendo bien… 

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