Cuando alguien desea algo, debe saber que para
hacerlo realidad tendrá que correr muchos riesgos, tendrá que renunciar a
muchas cosas y muchas veces es lo que al final, por más doloroso que sea el
camino, te llevará a que cumplas eso que tanto deseas… Dicen que la vida no
está hecha de deseos sino de los actos de cada uno; a veces hay que delimitar
los deseos para que estos no nos vuelvan locos ni
nos depriman por no poder cumplirlos… Tengo claro que, en esta vida, si nunca
deseas nada de verdad, es como si no vivieses, es como si tu alma estuviese
aparcada, a la espera de que te mueras para huir de tu cuerpo… Los deseos están
para cumplirlos, para desvivirnos para que estos se hagan realidad, muchas
veces te apartarán de lo que más quieres, pero, si no lo haces y dejas caer
todo como un castillo de naipes, sentirás que todo lo que haces no tiene
sentido alguno, cuando en realidad lo tiene, y mucho. A veces el mejor deseo
que puedes tener es aquel que no es egoísta, que es para las personas que en
verdad merecen estar en tu corazón y por las que cada día sales a la calle a
buscarte la vida, ¡por ellas y por ti! Nunca te olvides de que si tú no eres
feliz no podrás hacer felices a aquellas personas que dependen de ti…
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